Esta campaña de @nuevemesesymas nos hace recordar todas las veces que nos preguntan «¿cómo se porta?». Yo desde hace mucho respondo «normal, como un niño». Más de uno se queda pensativo o con cara de que digo eso porque no le quiero responder.

La verdad es que ya hace unos 2 años leí un artículo excelente sobre nuestras expectativas de los hijos y decía precisamente que tildar su comportamiento como bueno o malo es algo muy subjetivo, atado a nuestras expectativas y propios prejuicios, más que a la realidad. Ellos no saben lo que es «bueno» o «malo», eso lo decidimos nosotros, ellos simplemente actúan como niños.

@neil.tyson decía en uno de los episodios de #StarTalk que todos los niños son científicos en potencia, todos nacen con ese instinto por probar y experimentar, lanzan cosas al suelo una y otra vez para entender la gravedad; se pueden hacer daño con el mismo objeto 2 veces, la primera por accidente y la segunda para corroborar que eso fue lo que les dolió. Y así van experimentando con todo lo que encuentran a su paso, es nuestro trabajo como padres y cuidadores alejar objetos peligrosos, mantenerlos a salvo, asegurar sus vidas, pero debemos darles libertad para que exploten su potencial.

En lugar de eso, la mayoría de las veces decimos que se portan mal, los etiquetamos de esa manera, les prohibimos cosas, los regañamos o castigamos y no vemos el origen de esa conducta que no nos gusta. Si un niño se sube a los muebles y la mesa con frecuencia (como lo hace mi hijo 🙈) entonces es señal de que necesita escalar, hay que llevarlo a un sitio, por ejemplo a un parque, para que se suba donde quiera sin correr peligro -nosotros vamos a donde haya toboganes, subir los escalones una y otra vez es una forma de escalar-. Si se la pasa lanzando todo al suelo, llévalo al aire libre y dale palitos, ramitas o rocas que pueda lanzar a un sitio sin hacerle daño a otros ni a sí mismo, u ofrécele una pelota que pueda lanzar muchas veces. Si rompe libros o revistas, llévalo a un jardín donde pueda arrancar las hojas secas o la hierba.

Siempre podemos ver qué necesidad están tratando de llenar con esa conducta que tildamos de mala y buscar alternativas seguras para que la cubran.

En la foto está mi hijo con los cojines, los cuales bajó del sofá y los apiló en el suelo como si fuesen una montaña. Se monta en ellos, los bordea, salta de uno a otro. Además agarró la afeitadora eléctrica de su papá y la encendía una y otra vez para ver qué hacía ese botón tan llamativo -es segura, no hay posibilidad de que se corte con ella-. Muchos tildarían eso como «portarse mal» porque está desordenando la casa y tomando objetos que no son juguetes, pero nosotros decidimos darle ciertas libertades y dejarlo experimentar, siempre y cuando sea seguro y no dañe los objetos, cuando eso ocurre le ofrecemos algo más que hacer.

Nuestro trabajo es guiar, acompañar, no adoctrinar ni entrenar ni inculcar obediencia. ¿Queremos hijos plenos, seguros de sí, que hagan lo que los hace felices? Entonces dejemos las etiquetas y entendamos que no se portan ni bien ni mal, son niños.

#NiBienNiMalSonNiños

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