No podemos proteger a los niños de la vida. Por eso es fundamental que les preparemos para ella

Rudolf Dreikurs

Cuando tenemos hijos, nuestra principal preocupación es que puedan estar bien, si algún día llegamos a faltar. En el fondo queremos estar a su lado hasta volvernos viejitos, y disfrutar de los nietos y bisnietos, pero si eso no fuera posible, queremos asegurarnos de que todo irá bien en sus vidas, que los hemos preparado adecuadamente para vivirla. Y eso puede comenzar fomentando su autonomía en casa.

Cuando son pequeños es fácil subestimar lo mucho que pueden apoyar, por ejemplo, con los quehaceres. Quizás porque sentimos que deben disfrutar su infancia sin preocuparse por más nada o porque tenemos miedo de que rompan algo, o porque sentimos que harán todo más lento que nosotros; pero si nunca les ofrecemos oportunidades para aprender, para mejorar sus habilidades y ganar destreza, ¿cómo vamos a prepararlos para la vida?

Y ésto no sólo aplica para los quehaceres, sino también para las habilidades sociales (saludar, despedirse, hacer amigos, ser amables, poner límites) y para la gestión emocional (reconocer cuando están molestos, tristes, frustrados, etc. y buscar formas sanas de expresar esa emoción).

Si desde pequeños les damos la oportunidad de aprender, en un ambiente amoroso, donde no vemos los errores como fracasos sino como oportunidades de aprendizaje, donde no recriminamos o humillamos al que se equivoca, donde les preguntamos su opinión y les tomamos en cuenta a la hora de tomar decisiones, donde los alentamos resaltando su esfuerzo por lograr sus metas; indudablemente irán adquiriendo autonomía en muchos sentidos, fortalecerán su autoestima y descubrirán su poder personal.

La idea no es tenerlos en una burbuja donde todo está bien y ellos no tienen que preocuparse de absolutamente nada, porque sus padres harán el mayor esfuerzo por cuidarlos y protegerlos. Si queremos que aprendan a hacer algo por ellos mismos, o vemos su interés natural en una labor específica, primero les mostramos cómo hacerlo, luego los acompañamos mientras lo hacen, y finalmente les damos espacio para que lo hagan solos y vean lo que son capaces de lograr. Es igual a la implementación del  Tiempo Fuera Positivo (video disponible aquí), primero les damos el modelo, nosotros somos quienes nos tomamos el tiempo fuera, luego los invitamos, nunca los obligamos, les ofrecemos apoyo y compañía, y finalmente ellos aprenden a usarlo solos.

La idea es ofrecerles oportunidades, acordes a su edad y madurez, para que vayan practicando y mejorando sus habilidades, la idea es prepararlos para la vida.

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