El año pasado tuve la oportunidad de asistir a la conferencia de Michelle Poler, fundadora de Hello Fears, y uno de los muchos mensajes valiosos que me quedó, fue «baila como si nadie te estuviese viendo», ella lo hizo en medio de Times Square en New York, siendo la única que oía la música (puedes ver su video aquí) y fue una experiencia tan increíble, que dijo que a eso deben referirse cuando dicen «vivir la vida al máximo».

Como mamá, que apoya y acompaña a otras mamás, se muy bien que encontrar un momento para nosotras, para desestresarnos, después de un día lleno de complicaciones, diligencias, quehaceres, trabajo; puede parecer imposible, entonces se me ocurrió, ¿qué tal si, después de acostar a tus hijos, pones música en tu teléfono, usas tus audífonos y bailas en la sala de tu casa, como si nadie te estuviese viendo?

La música siempre puede ser una forma de escape a nuestra realidad -a nuestra cotidianidad- y un canal que nos conecte con nuestra esencia. Una canción te puede inspirar o conmover al punto de querer tomar acción, entonces usa la música como desestresante, como autocuidado, como instrumento para llenar tu jarra del amor, y baila con el alma.

Algunas noches, cuando mi hijo no quiere irse a dormir y ya estoy agotada que no quiero jugar nada más, ponemos música que a mí me gusta, y bailamos por unos minutos como si nadie nos viera. Giramos, saltamos, pero sobre todo, reímos. Igual quedo agotada, incluso hay días que él me lo pide y le digo que mejor después, pero cuando lo hago, siempre me queda una sonrisa llena de alegría y satisfacción de haber hecho algo que me encanta.

Usa el baile como forma de expresar toda esa tensión que tienes acumulada, para sacar tu rabia, frustración, culpa -que las madres siempre tenemos demás-, para exteriorizar alegría, satisfacción, orgullo -que no celebramos con frecuencia-; conéctate con las emociones que te embargan y usa esa música que tanto te gusta, que te invita a moverte, para darte la oportunidad de vivir la vida al máximo, así sea por unos minutos, en la sala de tu casa, después de un día para olvidar.

Las madres necesitamos momentos de escape, sí de escape, de escape de nuestra rutina, de lo abrumador y exhausto que puede ser cuidar de otras personitas que te necesitan para mucho. ¿Sabes qué es lo mejor? Que después de que lo haces, te sientes tan renovada, tan en paz, en armonía, que afrontas los retos con tus hijos de una mejor manera, sin perder tanto la cabeza.

Así que ya sabes, la próxima vez que sientas que ya no puedes más, que necesitas un break y no tienes tiempo para salir o nadie con quién dejar a tus hijos, ponte tus audífonos, dale «play» al reproductor y baila con el alma, como si nadie te estuviese viendo.

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